Seguramente has escuchado mil veces esa palabra: consolador. Y probablemente la usaste sin pensarlo mucho. Pero... ¿consolar de qué? ¿A quién se le ocurrió que un vibrador está para reemplazar o llenar un vacío?
Hoy en Owna venimos a desmentir ese cuento. Porque nuestros juguetes no son un parche para la soledad ni una limosna de placer: son herramientas de exploración, de poder, de autoconocimiento... y no necesitan permiso de nadie para ser disfrutadas.
Un poco de historia: ¿de dónde salió eso de "consolador"?
La palabra consolador viene del siglo pasado, cuando se asumía que las mujeres necesitaban un pene (preferiblemente humano y masculino) para estar “completas” sexualmente. Si no lo tenían, pues pobrecitas, había que consolarlas con algo que se le pareciera.
Sí, así de machista y heteronormado como suena.
El término se popularizó cuando empezaron a aparecer los primeros dildos comerciales. Como estaban pensados para suplir la ausencia de un hombre, los llamaron consoladores. Como si el placer femenino fuera un premio de consolación y no un derecho en sí mismo.
¿Y qué pasa si dejamos de llamar así a nuestros juguetes?
Cuando decimos consolador, reforzamos la idea de que:
-
El placer depende de otra persona.
-
El sexo sin pareja (sobre todo sin un hombre) es triste o incompleto.
-
Los juguetes sexuales son un reemplazo y no una elección libre.
Pero nosotrxs sabemos otra cosa: usar un vibrador no es un acto de carencia, es un acto de poder.
Es darte lo que mereces, conocerte mejor, jugar, probar, explorar... contigo misma o en pareja, sin depender de la validación de nadie.
Entonces, ¿cómo deberíamos llamarlos?
✨ Vibradores, si tienen vibración.
🍑 Juguetes sexuales, si quieres generalizar.
💦 Herramientas de placer, si estás en modo poético.
🔥 Tus favoritos, si ya tienes uno (o varios)
O simplemente ownas (si son marca owna ;) )
Lo importante es nombrarlos desde el disfrute, no desde la lástima.
En resumen:
-
“Consolador” es un término viejo, machista y limitante.
-
No estamos rotas ni vacías: no necesitamos que nos consuelen.
-
Usar un juguete sexual es un acto de amor propio, no de reemplazo.
-
Es hora de cambiar el lenguaje, para cambiar la forma en la que vivimos el placer.